Genes anticancerígenos explicados de manera sencilla
En nuestro cuerpo existen genes que actúan como guardianes y evitan que las células se vuelvan cancerosas. Estos genes, conocidos como genes anticancerígenos o genes supresores de tumores, desempeñan un papel crucial en mantener la salud del cuerpo. Controlan el crecimiento celular, reparan los daños en el ADN y, cuando es necesario, destruyen las células dañadas para prevenir el desarrollo de tumores. Cuando estos genes, por razones como mutaciones o daños, dejan de funcionar, aumenta la probabilidad de que las células se vuelvan cancerosas.
Gen TP53: El guardián principal del cuerpo
Uno de los genes anticancerígenos más importantes es el gen TP53, que produce una proteína llamada p53. Esta proteína entra en acción cuando el ADN de una célula está dañado o hay condiciones anormales. La p53 obliga a la célula a repararse o, si el daño es demasiado grave, la destruye para evitar que se forme cáncer. Sin embargo, si este gen presenta problemas, las células dañadas pueden crecer sin control y convertirse en cáncer. Esto ocurre en más de la mitad de los cánceres, como el cáncer de mama, de pulmón y de cerebro.
Genes BRCA1 y BRCA2: Protectores de las células del cuerpo
Otros dos genes famosos, BRCA1 y BRCA2, también protegen a las células contra el cáncer. Estos genes ayudan a reparar el ADN dañado. Si una persona tiene mutaciones heredadas en estos genes, su riesgo de desarrollar cáncer de mama, de ovario o incluso de próstata aumenta significativamente. Las mujeres con estas mutaciones pueden tener hasta un 70% de probabilidad de desarrollar cáncer de mama durante su vida. Por eso, hoy en día, mediante pruebas genéticas, se puede detectar este riesgo temprano y tomar medidas preventivas.
Gen PTEN: Regulador del crecimiento celular
El gen PTEN es otro gen anticancerígeno que evita el crecimiento excesivo de las células. Si este gen no funciona correctamente, se activan vías en el cuerpo que provocan un crecimiento rápido y descontrolado de las células. Esto puede llevar a cánceres como el de próstata, útero y algunos tumores cerebrales. Las investigaciones muestran que, si se pudiera reactivar la función de este gen, sería posible detener el crecimiento del cáncer.
Gen APC: Protector del intestino grueso
El gen APC juega un papel importante en mantener sanos los intestinos. Este gen evita que las células intestinales crezcan en exceso. Si el gen APC presenta problemas, pueden formarse muchos pólipos en el intestino, que con el tiempo pueden convertirse en cáncer colorrectal. En algunas familias, las mutaciones en este gen se transmiten de manera hereditaria, lo que aumenta significativamente el riesgo de cáncer colorrectal.
Discusión teológica
Uno de los aspectos hermosos de la creación del universo es que todos los elementos que ordenan la vida se han integrado en un gran plan de creación. Por ejemplo, si estos genes anticancerígenos no existieran en nuestro mundo, todos los seres vivos y los humanos se extinguirían debido a mutaciones constantes y repetidas. Es importante señalar que algunos podrían mencionar el papel de la evolución en este asunto. Sin embargo, debe destacarse que, si el mundo fuera el resultado de un proceso aleatorio y la evolución ocurriera sin un creador, todos los seres vivos se habrían extinguido debido a mutaciones continuas, sin siquiera tener la oportunidad de reproducirse.
Imagina si el mundo hubiera surgido por casualidad, ¿cómo sabrían las células que deben incluir genes anticancerígenos para evitar mutaciones? Incluso si las células hubieran experimentado el cáncer varias veces, no podrían haberlo identificado ni incorporarlo en su genoma, porque antes de llegar a esa etapa, ya habrían sido destruidas y no podrían transmitirse a las generaciones futuras.
Por lo tanto, es inevitable que un observador externo al universo haya participado en la formación de estos genes, que ayudan a las células más débiles a sobrevivir e incluso a evolucionar. Aunque se considere el proceso de evolución, en casos como los genes anticancerígenos, debe haber una intervención activa, y la evolución aleatoria sin un creador es prácticamente imposible.
«እያንዳንዱ ነፍስ ላይ ጠባቂ አለ።»
(ቁርአን፣ ሱራቱ አት-ጣሪቅ፣ 86:4)
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A medida que el universo se enfrió, solo unos pocos microsegundos después del Big Bang, la materia y la antimateria comenzaron a colisionar. Cuando estos dos se encuentran, se aniquilan y se convierten en luz o energía. Como era de esperar, estas colisiones deberían haber destruido todo, dejando solo luz en el universo. Sin embargo, hoy vemos que el universo está lleno de materia, como estrellas y planetas. Por lo tanto, algo debió haber causado que una cantidad mínima de materia permaneciera más que la antimateria.